El último temporal ocurrido en Galicia, sacó de la arena el esqueleto de un barco portugués que fue hundido hace un siglo. El Silva Gouveia, un barco de vapor hundido en 1927, se destapó como efecto del impacto de las fuertes borrascas ocurridas las últimas semanas en la Costa da Morte. Ahora, nuevamente este viejo vapor, está visible a la ciudadanía y turistas en la playa fiterrana de O Rostro.

Silva Gouveia encalló en la Costa da Morte de A. Coruña hace casi un siglo. Después de 92 años de muchas tormentas y borrascas, asomó nuevamente su desgastado y corroído armazón. Estas ruinas son ahora un clásico de los inviernos en la región, para el deleite de fotógrafos y aventureros amantes de la historia.

Hace dos años en esta misma época también quedó al descubierto y debido al tiempo y al clima inclemente se desprendieron partes de su vieja estructura de hierro. Reduciendo aún más lo que queda de él.

La ocurrencia de temporales sucesivos los últimos días en las costas da Morte, ha construido bancos de arena por el arrastre del viento y la acción del mar. Tal y como lo expresaba un marinero de la zona “Eu levo aquí toda a vida e como está agora mesmo non a vin nunca”.

Sin embargo, no es la primera vez que esto ocurre, ni tampoco en el único lugar. En Malpica por ejemplo, quedaron al descubierto numerosas piedras de gran tamaño. Además, también se descubrió parte del fondo rocoso, que está adherido al muro del paseo marítimo en la urbe cercana a la playa.

Asimismo, en O Rostro emergió nuevamente el esqueleto de este viejo buque de vapor que en víspera de nochebuena de 1927, trasportaba una carga de azúcar y encalló.

Estos  eventos meteorológicos aunque con diferente intensidad, ocurren todos los años. Apreciándose más en las playas que se encuentran mar abierto. La acción del viento y el agua, corroe  y socava las costas, desvistiendo el paisaje y aflorando rocas y barcos hundidos. Como ocurre por ejemplo, en Traba, Soesto de Laxe.

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“Silva Gouveia” un barco Inglés de nacionalidad portuguesa

El 23 de diciembre de 1927, un temporal condujo al silva Gouveia a encallar en las playas de O Rostro. Era una embarcación de nacionalidad portuguesa pero construida en Inglaterra. Era propiedad de la Sociedad General de Comercio, Industria y Transporte de Lisboa y viajaba comúnmente en la ruta de Hamburgo – Oporto.

De acuerdo a la información de Miguel San Claudio, especialista en arqueología submarina de España, “Cuando se hundió era ya un barco con historia, con veintitantos años de vida”. Es decir que en la actualidad tendría más de 110 años.

El Silva Gouveia era una embarcación de vapor de triple expansión, que fue construida en acero, de medianas dimensiones. Medía unos  64,5 m de eslora y tenía unos 10,6 m de manga. Hoy día, emergió parte de la proa y popa, o lo que queda de ellas. Después de ser enterrado en diferentes oportunidades, 2 o 3 metros bajo arena.

Cada cierto tiempo “sale a flote”, lo que ya se convirtió en una tradición y los turistas hacen sesiones de fotografías.

Con toda seguridad, de nuevo la acción del viento y el arrastre de la arena, enterrará este viejo barco a finales de invierno. Explica Miguel San Claudio,  “…donde llegue la acción de las olas pueden descubrir zonas cubiertas por tres o cuatro metros de arena en pocos días”.

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El arrastre de arena es un fenómeno natural que restaurará nuevamente la playa por si solo

La acción del viento y de las aguas del mar son fenómenos naturales y muy comunes, que ocurren también en Arteixo. Donde el pesquero “Arctic”, el cual fue siniestrado en 1938 aparece y desaparece bajo la arena cada cierto tiempo. De acuerdo a su experiencia, el arqueólogo San Claudio, considera que el barco debe dejarse donde está, sin moverlo de lugar. Al igual que la playa donde se encuentra.

En este sentido, considera respecto al ambiente, que lo que más conviene, es dejar todo intacto, el mismo proceso natural recuperará la arena y regenerará las playas. Por lo que no estima conveniente tomar ninguna acción para hacer modificaciones o restauraciones en la playa. Al menos que se ocasionen graves daños o mucha pérdida de material que ponga en riesgo la seguridad del litoral.

Tal como ocurrió en casos  puntuales como la de Baldaio o los casos ocurridos hace unos años en Sardiñeiro, Estorde o en la Cruz de Muxía.

Estos arrastres de arena y formación de dunas, han logrado que Silva Gouveia  resurja y muestre lo poco que queda de su estructura. Año a año, este proceso natural pone en evidencia la playa de O Rostro de Fisterra y queda a la vista de todos, los pocos restos de las cuadernas y otros componentes del casco del Silva Gouveia. Un plácido espectáculo para todos los bañistas y turistas.

En el mismo sentido manifiesta, que “en la zona de Fisterra hay centenares de barcos hundidos…no hay más que mirar a un plano y un mapa, en esa zona hay un punto de inflexión en la navegación. Hay muchísimos naufragios, por causas climatológicas muchos de ellos, otros por despiste de sus tripulaciones y otros por causa bélica”.

Se estima que deben existir alrededor de miles de barcos enterrados en la zona, incluyendo a toda Galicia.

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