Las normas del Instituto Español de Oceanografía (IEO), hacen énfasis en usar casco, guantes y calzado de seguridad. Tampoco olvidarse de los arneses y en especial, “no se toleran a bordo medidas discriminatorias”. Pero, las reglas machistas en el ártico, a bordo de un buque de investigación oceanográfica, prohíbe usar ropa “sexy” a las investigadoras.

Esta situación la hizo saber la experta oceanógrafa, en ecosistemas árticos, la doctora Johnna Holding. Quien trabaja en el rompehielos Akademic Fedorov en el Océano Ártico.

En Así expresó que en el famoso Polarstern, les prohíben a las mujeres usar ropa ajustada, leggins o mallas en los días más calurosos, ni en pasillos ni salas comunes. Es una regla impuesta por la dirección del buque, para que los investigadores y marineros no tengan motivos de distracción.

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Según expresaron, son normas para mayor seguridad de la tripulación. Pero, son realmente normas de seguridad o es demostración una vez más de la sociedad patriarcal en que todavía se vive.

El hecho es que la ciencia no escapa del trato discriminatorio hacia las mujeres. Algunas profesionales, científicas y periodistas de la tripulación a bordo, ya habían sido víctimas de acoso sexual por parte de algunos hombres. Lo cual fue trasmitido al jefe de la expedición.

Así, lo informó Chelsea Harvey de E&E News periodista medioambiental que también estaba a bordo. La periodista fue testigo de los hechos, que salieron a flote, ya que el buque Polarstern regresó a puerto, después de que el rompehielos Forodoy le diera apoyo.

Cabe destacar que, Polarstern estuvo a la deriva en el ártico, atrapado por el hielo durante un año mientras estudiaba el cambio climático en la expedición MOSAiC. La cual es coordinada y liderada desde Alemania, por el Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina (siglas en inglés, AWI).

También informa la periodista que, según la dirección, las medidas tomadas y la prohibición de este tipo de vestimenta no eran para nada sexistas, ni por las denuncias de acoso sexual recibidas, se hacía por seguridad. Sin embargo, la ropa fue calificada de “provocativa”, lo que era una insinuación directa de que las mujeres era culpables del acoso recibido.

Sexismo institucional en el sector de investigación

Erin Pettit, glacióloga de la Universidad del Estado de Oregón, hace declaraciones al The New York Times y expresa que ella particularmente ha embarcado en buques dedicados a la investigación oceanográfica, en cinco ocasiones. Asimismo, alrededor de 30 veces más en barcos pequeños y en repetidas ocasiones, se oyen historias similares.

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Su primera experiencia de acoso sexual como investigadora, fue a los 24 años en el Ángeles Alvariño del IEO. Se oían rumores entre los marineros de sus pantalones cortos. Así, un día mientras descansaba, entró al camarote un marinero sin tocar la puerta y le preguntó si estaba sin ropa, después de espiar por la cortina de la litera.

Y en el ambiente investigativo las historias son muchas sobre acoso, maltrato y discriminación. No solo en los buques de investigación en el ártico, también en los laboratorios, universidades, o en cualquier instituto de investigación. Y la mayor desilusión es que los protocolos de actuación, no contemplan proteger a las víctimas.

Otras historias de discriminación fueron recopiladas, como el caso de una profesora de investigación que expuso que, en los años 80, en los famosos Boy´s Club que se hacían en los congresos de investigación, no dejaban entrar a las mujeres. La excusa era que no podían entrar porque era un bar y estarían rodeadas de hombres.

Asimismo, cuenta la doctora Erin Pettit que durante el Congreso de oceanografía en Estados Unidos fue acosada en repetidas oportunidades, por un prestigioso investigador. Hasta que denunció el acoso, ya que la organización era consciente de la inclusión del colectivo LGTBIQA+ en el ámbito de investigación. Sin embargo, nunca recibió respuesta.

El trato que recibe la mujer en el mundo científico es denigrante, las maltratan verbalmente, y se oyen expresiones como “… Porque todavía no has llorado, como el resto de tus compañeras”,  “Qué histérica, con todo esto de la leche materna, vete a los cuartos de baño del congreso”.

La realidad es que la ciencia y la investigación requiere de mayor seriedad y compromiso de parte de hombres y mujeres. Y las mujeres en especial, merecen respeto y no ser víctimas del comportamiento abusador de parte de investigadores, jefes o compañeros de trabajo, que mermen sus carreras científicas.

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